miércoles, 6 de febrero de 2008

TODO SOBRE GUSTAVO

Gustavo fue para mí, a medida que lo fui conociendo una Caja de Pandora. Yo creía que mi mundo era todo el mundo, el me mostró que no, que había otro mundo aparte, y que la realidad no tiene un solo color.
Lo primero fue su crianza. A medida que uno se va para el norte la mentalidad atrasa. O sea que fue educado como fueron educados mis abuelos, al extremo que trata de Usted a la madre.
O sea que proviniendo de una familia muy humilde, tiene una educación mas rígida que la mía.
La vida no le sonrió para nada.
Desde chiquito debió trabajar para llevar comida a la casa.
A mí me resulta difícil de imaginar, que mientras yo jugaba, el trabajaba. Uno sabe que pasa, pero no lo ve. En realidad no quiere verlo.
El Papá tomaba, con lo cual el panorama era más triste.
Y así, de a poco comenzó a llevar adelante la casa. Y consiguió trabajo en una fábrica, y desde allí continuó con su labor. Frenó al padre, le puso un límite, y las cosas se encarrilaron. Son una familia grande.
Las hermanas se casaron y se divorciaron, y allí se hizo cargo también de ellas y sus sobrinos. En medio de la crisis democrática.
Porque para quienes estábamos en política, y dentro de todo teníamos lo mínimo (muy mínimo) Alfonsín fue un fenómeno político.
Pero para la gente pobre fue una catástrofe. La pasaron, muy, pero muy mal, y la coronó con una hiper inflación que castigó con dureza.
Con esa crudeza vivió esa época.
Y se tuvo que bancar que lo basurearan en el trabajo, y debió agachar la cabeza pues su familia tenía que comer.
Tuvo relaciones de chico con mujeres pero se abrió a sus sentimientos con un amigo, un amor no correspondido pues el amigo no tenía onda.
Y en sus relaciones siempre tuvo el enganche sentimental, cosa que yo no, no fue un santo tampoco, pero no salía con cualquiera. Yo al revés, no me implicaba en nada sentimental y mis gustos eran bastante mas amplios.
Así que yo puedo poner las manos en el fuego con total seguridad de que Nunca me fue infiel.
Todo lo contrario de lo que soy yo.
Y esa vida lo moldeó. Lo hizo ceñudo, fatalista, mala onda. El siempre piensa que va a pasar lo peor.
Pero tiene un corazón enorme y es una buena persona, conmigo y con nuestros amigos. Aunque siempre es un ácido crítico.
Así que no tengo perdón.
Mi carne es débil, y no lo puedo evitar, pero nada me justifica.
Le he dado vueltas y mas vueltas, y no puedo evitarlo, es como un río que me lleva. Por ahí se justificó, no iba a dejar pasar oportunidades maravillosas que te da la vida (ni las voy a dejar pasar evidentemente), otras veces no, es puro instinto, uno sale al acecho, a buscar y encuentra. No logro sujetar el deseo a la razón.
Y él, que de zonzo no tiene un pelo, lo percibe, como si tuviera antenitas, se da cuenta, y es re celoso, lo ha sido incluso con mis amigos, pero una vez que conoce a mis amigos se serena, salvo con Mauro, o no. ¡Vaya uno a saber!
Pero la vida no ha dejado de sonreírle desde que comenzamos nuestra convivencia en el departamento de Darío, allá por el año 1997.
Y de a poco se ha ido dando su lugar.
Porque cuando arrancamos todavía los hacían trabajar en jornadas de doce horas.
Desde hace poco los frenó en seco y ahora es respetado o se hace respetar.
Porque comprendió que no está más solo. Somos dos. Y su familia salió adelante y ya no depende de él.
Y porque nos conocemos desde hace 17 años y estamos en pareja desde hace 16, así que pasamos mucho juntos, y mucho nos queda por pasar.

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