viernes, 8 de febrero de 2008

DARIO Y JULIAN 2

Darío era siempre de tratar de establecer relaciones con sentimientos, yo en ese ámbito todo lo contrario, buscaba relaciones de sexo X sexo.
Así que no pudo menos que asombrar a Darío ver cómo Gustavo me había puesto los frenos y como había frenado.
Y como, sin darme cuenta, en ese inicio de contacto social yo comenzaba a volcar todo mi potencial para la convivencia.
Así que, con la cadena de circunstancias que se dan, un día, mientras dábamos una vuelta (mentira yirábamos – íbamos dando vueltas por la zona de levante) Diego vió a Julián: flaquito, pendejito, rubiecito de pelo largo. Así que como Julián se metió para la Estación Terminal de Colectivos nos bajamos y allí se produjo el encuentro. Quedaron en encontrarse en el boliche gay de la ciudad y eso fue lo que ocurrió. Desde allí empezaron un camino juntos.
Ambas parejas se consolidaron, descubrimos la convivencia, Darío nos dio su departamento para el comientzo y las pequeñas cosas de la vida conyugal fueron armando lazos de reconocimiento y cariño en ambas parejas.
Como todo en este país, y pese a que Darío trabajaba mucho, le bajaban el sueldo. De repente se abrió un concurso limpio de seguridad, no era para nada interesante, pero era seguro y estable.
Hizo el concurso, la capacitación, y como no había acomodados por el partido del gobierno, en lugar de tomarlos al terminar la capacitación los colgaron 6 meses, con lo cual lo arruinaron económicamente. Cayó el contrato del alquiler y debieron volver cada uno a su respectivo pueblo.
Pero sobrevivieron a la catástrofe, Darío fue saliendo adelante, ya tiene auto y casa nueva, pero para convivir hace falta que Julián consiga un trabajo en la ciudad, así pueden establecer las mínimas condiciones de privacidad y comodidad, pues Darío no esta en condiciones de solventar la convivencia.
Ellos siempre han sido mis invitados de honor, y la habitación de huéspedes con su cama matrimonial siempre esta a su disposición.
Darío es un confidente, un amigo de hierro, un viejo camarada de armas retirado, tiene el tesón, la constancia y la firmeza que se necesita para salir adelante. Sus logros este año me han alegrado y mucho, lo merece.
Julián tenía diecisiete cuando se conocieron. Era menor, Dario tenía 22. Julián es un muchacho lindo, de buen corazón, que ha tenido una formación basada en la indolencia: esto es que no le nace para nada hacer las cosas que habitualmente hacemos todos, como ordenar, organizar, lavar, cocinar, trabajar o estudiar.
Eso fue el motivo de sus diferencias con Darío y de algún distanciamiento transitorio.
Pero Julián lo quiere realmente mucho a Darío, y quiere vivir con él.
Así que le sugerí: repartir currículums por toda la ciudad. Salir de su pueblo, de la casa de su madre y venir acá, a vivir, a trabajar, para ayudar a Darío.
Darío hace de todo, trabaja extras, ayuda a sus padres, ayuda a Julián cuando puede. Pero necesita que alguien lo apuntale, y para eso está Julián, por eso le sugerí eso.
Y Julián se puso en campaña.

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