LA MIEL DE LA VIDA

Ya no se si seguir haciéndome problemas. La verdad es que nunca, pero nunca la he pasado tan bien.
Anoche tuve mi encuentro con Keirin.
¿Que decir?
Que cada vez disfruta más de mis besos y de mis abrazos.
¿Adónde se encamina esto?
No lo se ni me importa.
Solo cuenta que vivo, vivo con felicidad, y sin dañar a nadie.
El contar que lo más importante de la cama fueron los besos, las caricias, los abrazos, marca la pauta.
Obvio que luego sucumbió a mis ansias de poseerlo de entrar por su colita suave y estrecha.
Pero todo fue así, con fuego, con fuerza, pero con suavidad, con cariño.
Puesto de costado, con una pierna hacia delante y yo arrodillado sobre la otra penetrándolo, lo tenía a mi entera disposición.
Me inclinaba y lo besaba, podía acariciar su pecho, su abdomen, su espalda, su colita. Igualmente cuando lo puse patitas al hombro inclinarme sobre él y besarlo sin dejar de moverme dentro suyo.
Y finalmente sobre él moverme con fuerza hasta llenarlo con chorros de mi leche espesa.
No nos fuimos a tomar algo porque Keirin juega al fútbol en cancha de tierra, y como había llovido no habían podido practicar (para los que no saben si practicas en una cancha de tierra cuando hay barro queda toda poceada y prácticamente hay que ararla porque sino no sirve más pues queda horrible) y ayer que secó debían practicar.
Me confesó que era la primera vez que se iba a jugar luego de tener relaciones. Espero no haya quedado muy sentido!!!!
Y después volver a mi casa. Cenar con Gustavo, todo bien, planear juntos un montón de cosas, y cariño, va cariño viene, terminar en la cama en un jueguito de cambios que terminó con su triunfo y conmigo patitas al hombro recibiendo su caliente carga.
Hoy estoy mas que bien, de diez diría.
No quiero pensarlo mucho.
Que esto siga.
Adonde irá, ¡Vaya uno a saber!