lunes, 29 de diciembre de 2008

COCTELES


Agotado luego de las visitas, las grandes ingestas de comida, el sábado por fin estuvimos un poco más tranquilos.
El sábado vinieron de visita Darío y Julián.
Hacía calor al mediodía así que hicimos un poco de pileta mientras Gustavo dormía. Almorzamos liviano unas milanesas y nos fuimos todos a dormir la siesta, un clásico de estas tierras, que nos facilita mucho quedarnos luego hasta bien entrada la noche.
Luego de descansar como es debido alternábamos entre la pileta y sentarnos a tomar unos mates con facturas de crema pastelera y dulce de leche mientras pensábamos que hacer.
A Darío se le ocurrió que podíamos tomar unos cócteles de frutilla (fresa) con Vodka.
Con ese plan en la mente, además de hacer unas pizzas, partimos.
Desde ya le dije que ni soñara en encontrar en Pueblo Norte nada que se asemejara al concentrado de frutillas que se suele usar para esas preparaciones.
Como era de preveer en Pueblo Norte no había ni tan siquiera una botella de vodka en el supermercado.
Allí se me despertó la idea. Yo había visto un puesto de venta de frutas y verduras que ofrecía frutillas, más allá que estamos fuera de estación.
Pasamos por allí, compramos la fruta natural, y fuimos al primer supermercado del norte de Santa Fé donde compramos el vodka.
Luego de vuelta compramos las pre pizzas (la masa cocida de pizza) y volvimos a casa donde Gustavo y Julián se la habían pasado conversando.
Preparé primero la salsa para las pizzas: cebolla y pimiento rojo cortado fino, tomate en cuadraditos, todo ello rehogado con aceite, al cual luego se agrega sal, puré de tomate, orégano, pimentón y ají molido, y lista la salsa elaboré las pizzas, una especial con jamón cocido, huevo rallado, queso cremoso, pimiento morron y aceitunas, luego la segunda la hice de queso, con queso azul o roquefort, nueces y aceitunas, la tercera con queso, palmitos y salsa golf y la cuarta de tomate puro y anchoas.
Mientras Darío ponía en la licuadora las frutillas, hielo trozado, seven up y vodka, con lo cual al moler el hielo y la frutilla quedaban unos tragos espectaculares.
Así en el quincho, mientras conversábamos y disfrutábamos de la noche cálida con brisas de hermoso aire de campo las pizzas se iban agotando como las jarras del cóctel, con lo cual decicimos variar, abrimos un durazno en conserva al natural e hicimos lo mismo resultando un cóctel de durazno con vodka.
No se como será en otros lugares, pero por acá es impresionante, todos los días entre Navidad y Año Nuevo son fiestas, adonde uno va es invitado con impresionantes cantidades de comida y bebida, los festejos luego continúan más allá de la Fiesta de Reyes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ains, aquí lo de la pileta... imposible... esto de los hemisferios tienen esas cosillas...

Aquí empezamos a celebrar un mes antes. Allá por noviembre, empiezan las cenas de empresa, de amigos, de compañeros de parvulario, de Uni, de trabajo, de trabajo de la mujer, del novio, del primo del novio... pero eso sí, una vez pasado el 6 de Enero... descansamos un poco.

Anda que no os lo pasásteis bien... ¿Quedó algo de vodka? jijiji

besos.

Unknown dijo...

Me sigue pareciendo impresionante esa narración de tu vida trazada por comida en sus distintas facétas... jeje.

Salu2