lunes, 23 de febrero de 2009

FIN DE SEMANA DE FRIO


Luego de hacer crisis el jueves, con tanto calor, el viernes comenzó a oscurecerse el tiempo hacia el mediodía, preludio del cambio. Al final fueron puras nubes, y llovió poco, moderó el calor pero no resolvió la cosa. Fue recién el viernes por la noche que comenzó la lluvia que nos trajo el merecido alivio.
Este fin de semana venían mi madre con mi tía.
Así que para agasajarlas hice el sábado un asado a la parrilla, también vino de visita Mauro, que va concretando sus planes para ir a Italia.
Además de carne a la parrilla hice una fuente de verduras al vapor, zanahoria, zapallito, apio, berenjena, cebolla de verdeo, que cada cual podía preparar como quisiera y luego la clásica ensalada rusa de papa, zanahoria y arvejas, al vapor también (ya que estaba usando mi vaporera eléctrica que tiene gran capacidad).
El sábado a la noche volvió a llover así que el domingo me levanté con ganas de cocinar pastas.
La clave era que también tenía huevos de campo.
Los huevos de campo se distinguen porque a las gallinas se les da una alimentación basada en el maíz, lo cual hace que la yema sea muy colorada, en lugar del amarillo pálido de los huevos comprados de gallinas que solo comen alimentos balanceados.
Así que hice tallarines (fideos) caseros.
Amasé los huevos con harina sal y un poquito de agua, los estiré con el palo de amasar, formando dos finas planchas algo redondas de la masa de los tallarines, las espolvoreé con harina y las enrollé tras lo cual los corté en forma de cinta fina, para luego hervirlos en agua con sal (para lo cual había preparado la olla grande).
Para la salsa tomé carne con hueso y la doré con un poco de aceite y sal en la olla, mientras picaba cebolla, tomate y pimiento todo bastante fino. Cuando la carne estuvo bien cocida y dorada la retiré y eché la cebolla con el tomate y pimiento, rehogándolos hasta que la cebolla y el pimiento estuvieron cocidos. Agregué puré de tomates, pimentón y agua, subí el gas y cuando largó el hervor incorporé la carne y dejé reducir hasta que la salsa se puso roja y espesa.
Debo estar aprendiendo las proporciones, porque hice la cantidad justa, no quedó ni una molécula de la preparación dieron cuenta de todo, todo, todo.
Luego que se fueron mi madre y mi tía, por la tarde vino mi prima con dos amigas y un amigo, así que variamos de conversación e hicimos unas pizzas, bah, hizo una amiga de mi prima, mientras yo trataba de instalar sin éxito el nuevo messenger, que no logro ni de una que funcione, me quedé sin el viejo y sin el nuevo.
Mientras el equipo no dejaba de pasar cumbia santafesina, muy grata a los visitantes, que es un género de música local que tuvo su base en su homónima colombiana y que se ha desarrollado en Santa Fe como el género folklórico por excelencia, reconocido en todo el país, y totalmente diferente de las versiones villeras (que se caracterizan por el mal gusto) que provienen de la Capital.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Detesto las cosas villeras, aprte de tétricas me parecen de pésimo gusto también.

Lo digo porque mi hermana ama la cumbia villera, ya me maé de sus Pibes Chorros, Damas Gratis, una joda en Bloque y sí se más, a mi no me gusta.

Soy muy selecto en mi música, sin ofender pero no les veo nada realmente interesante.

Besos!!!

Pd.: Yu blog es demasiado apetitoso, jaja.

/ dijo...

Voy a tomar por costumbre comer antes de leerte, pues con todo lo que relataste estoy semi desmayado de hambre. Aquí también llovió muchísimo y pudimos volver a respirar, costumbre que la había perdido con todos estos días sofocantes. Me gusta muchísimo como escribís y como describís (menos lo de la comida, claro, pero ya te dije como lo voy a solucionar), simple, claro pero transmitís mucha ternura y emoción.

Te mando un beso enorme.

PD: Me encantó como contaste la mega cogida en el post anterior.

Unknown dijo...

Sinceramente, muy mal momento para leer este post, acabe de almorzar, y sinceramente no tengo nada de apetito, por lo tanto, tanta comida solo me provoco nauseas... jejeje...

Salu2