INSECTOS

Vivir en el campo tiene sus complicaciones. Por más telas metalicas que uno coloque la cantidad de insectos es infernal.
La cocina mas utilizada de mi casa esta en el quincho, que es una construcción con techo de paja de la isla que se utiliza mucho en esta zona y que da como resultado un ambiente muy fresco, ya que corta el calor del sol de una forma tal que es mejor que estar bajo una arboleda.
Pero a lo que iba mi cocina esta allí.
Y con la llegada de los calores de primavera, y ahora de verano, comienzan las rachas de insectos, todo tipo de escarabajos o cascarudos negros, además de bichos variopintos que revolotean en torno a la luz.
Mi vieja se asombraba que yo hiciera todo con tapa, recuerdo, y le explicaba que si estoy haciendo papas fritas en esta temporada, no sería inusual que uno de los malditos bichejos cayera justo en la sarten y se friera junto a las papas, incluso debo tapar las ensaladas para evitar que los pequeños bichos de la luz caigan dentro de ellas, con lo que cuesta luego encontrarlos y sacarlos!
Otro tanto ocurre con el baño, de donde saco por día casi una palita de bichos negros que no se por donde se las agencian para entrar. Generalmente no pican pero algunos tienen un olor francamente desagradable.
Así que no se crean que todo en el campo es tan agradable.
Pero como compensación por la noche, mientras la ciudad explota de calor, Gustavo y yo sacamos nuestra bonita mesa portátil y las sillas (regalo de mi vieja) y nos sentamos a cenar y a disfrutar del fresco nocturno, y, si la brisa no está muy presente alternamos la mesa con la pileta, que a la noche esta mas que espectacular.
Por suerte los calores de este año han puesto en retirada a los mosquitos, que son otra de las plagas que debemos soportar.
Pero pese a mis quejas la verdad es que no cambio mi refugio rural por el monstruo de cemento de la ciudad, nos queda bastante por construir con Gustavo pero iremos de a poco logrando que la casa quede como la soñamos. Cada avance es un nuevo escalón arriba.