lunes, 24 de noviembre de 2008

EN MI CASA


Luego de una semana de trabajo intenso entre Gustavo y yo fuimos poniendo en condiciones la pileta. ¡Menos mal! Porque este fin de semana tuvo picos de 38º de calor.
Fue algo gracioso verme limpiando con ácido muriático (clorhídrico) las manchas de sarro que deslucían el azul de la piscina.
El maldito ácido hacía vapores y el viento, traicionero daba vueltas, así que cuando yo trataba de huir de las emanaciones, estas me seguían y debía escapar a toda prisa hacia afuera (que es un buen ejercicio).
Acondicionamos la casa pues había despedida de año de los compañeros de trabajo de Gustavo.
Esa noche comimos un pantagruélico asado, que salió espectacular, como siempre, acompañado por ensaladas varias, entre las cuales descolló la de repollo cortada con la máquina de cortar fiambres, que produce unas hebras finitas y hace que quede mucho más sabrosa.
Había muchos chicos lindos, pero como son compañeros de trabajo estaba en terreno prohibido, aparte yo ya no necesito seguir ampliando aún más mis contactos.
Al día siguiente nos fuimos de compras.
Nuestra cortadora de césped murió la semana pasada en una nube de olor a motor quemado.
Asi que nos fuimos con Gustavo y compramos una nueva con motor a nafta espectacular.
El sábado por la noche nos fuimos a visitar a unos amigos y cenamos en su amplio parque disfrutando de la noche y el fresco de la costa.
El centro no estaba muy entretenido asi que decidimos irnos para casa temprano -tipo tres de la mañana- donde aprovechamos para tener una sesión muy placentera de sexo.
El domingo no tenía ganas de salir con ese calor.
Hicimos pileta y tras cuidadosa lectura de las instrucciones puse en marcha la nueva cortadora de césped con gran éxito, la cual probe en la parte donde estaba la sombra.
Realmente pasamos juntos un fin de semana de avances y realizaciones que nos vino muy bien y que nos deja comenzar bien esta semana.

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