Conversando por el msn con un amigo concluíamos que hay historias fuera de la pareja que dejan huella.
Esta fue una de ellas.
Todo comenzó una cálida siesta en que iba al trabajo, como es habitual sin un minuto de más. El auto, como siempre a mediados de semana, estaba para el lavadero, y yo no iba preparado para nada especial.
Cuando ya la ruta se hace avenida, entrando a Santa Fe mi mirada se cruza con la de un flaco. Uno siempre va mirando, como un radar, lo hace inconscientemente. Y el flaquito sostenía la mirada, la cosa estaba mas que clara... lo paso y nos miramos, miro por el espejo y se daba vuelta y seguía mirando y yo que no puedo contenerme sigo, doy la vuelta donde puedo y vuelvo, mientras oprimía el boton para bajar el vidrio de la puerta del acompañante. Encaro y me detengo. El viene hacia el vidrio bajo, no era ni lindo ni feo, si joven, delgado.
Lo saludo e inicio la conversación.
Yo: ¿Cómo estás? ¿Que andas buscando? y ante su carita de lo obvio ¿pasarla bien?
Kei: Si, eso.
Yo: Bueno, subí y hablamos, yo hoy no tengo tiempo, pero mañana, si te parece mas temprano al mediodía...
Kei: si, mejor, asi tenemos tiempo...
Yo: Entonces, ¿Donde te encuentro?
Kei: por aca.
Yo: entonces mañana doce y cuarto, ok?
Kei: Ok.
Lo observe bien, cabello negro algo desordenado, ojos marrones, tez bronceada, flaquito, me iba la cosa. Nos despedimos y continue al trabajo.
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