INFIERNO

Con la onda renovadora que viví en este tiempo comencé a frecuentar boliches con Gustavo.
Jirey conoció a otro muchacho, y se hizo de uno o dos amigos para salir también.
Y obviamente comenzamos a intercambiar informes de las discos.
Todo a espaldas de Gustavo obviamente.
Gustavo tiene como dicho que su vida es su vida y nadie debe meterse y no se mete en la de los demás. Esa es su excusa.
Con un amigo este sábado partimos a Gotika, la disco de Rosario. Yo sabía que Jirey podía ir, pero no tenía la seguridad pues este esta soltero y sale por todas partes.
Pero esta vez si estaba. Nos cruzamos y nos saludamos, nos presentó a sus amigos y luego Gustavo desapareció. Estaba con nuestro amigo.
Cuando llegué vi que estaba completamente sacado. Me lo llevé abajo a unos sillones que hay en lo oscuro para conversar mejor.
Y allí se desató el infierno.
Estaba conmocionado mal porque veía al hermano ahí. (¿Pero cómo, no se había dado cuenta? ¿O es un ciego que no quiere ver, lo que se veía con claridad?).
Pero el argumento que tiró me sacó de quicio.
Yo puedo entender todo, pero no puedo tolerar que use contra el hermano los argumentos que un padre homófobo usaría.
Hablé con una paciencia infinita.
Pero parecía que para él era lo mismo que fuera gay o que fuera un asesino.
Yo me fui a tranquilizar a Jirey y a nuestro amigo así la pasaban bien (y la pasaron bien por suerte, je, je ya que soy maestro en el arte de disimular) y volví.
Y volví a razonar, pero como se cerró se me saltaron los tapones. No quería ni ir a bailar.
No quería pues que lo viera el hermano bailando conmigo.
Lo saqué del boliche y me lo llevé al auto y le dije de todo.
O sea que hice un viaje para estar discutiendo en el auto.
Ayer, luego de un día familiar con las hermanas y sobrinas (ya que Jirey dormía), cuando volvimos a casa le volví a dar con todo.
Le dije clarito que lo que dijo sobre el hermano era como dirigido a mí.
Y no voy a aflojar.
Llegué al punto del colmo.
Salvo que haya algo mas detrás...
Que voy a indagar...
Pero creo que hay cosas que marcan una bisagra, y esta es una de ellas.
¿Habré estado dieciséis años con un monstruo?
¿Qué puede llevar a un gay a pensar así, como un cavernícola, como un represor, como un prelado?
¿Qué autoridad moral pretende tener para hablar de esa manera, siendo el gay?
Esto colmó mi capacidad de comprensión.
Por primera vez en dieciséis años me planteo seriamente la posibilidad de hacer saltar todo por los aires.