martes, 25 de marzo de 2008

DE CAMINO 2


Como es mi costumbre viajera los saqué de tiro bien temprano, pese a las protestas de mis remolones conviajeros. Avanzamos hacia Pigüe, y cuando comenzábamos a divisar la Sierra de la Ventana unas nubes pesadas taparon todo hasta que llegamos a Bahía Blanca.
Cuando rodeamos la ciudad le mostré a Gustavo como el paisaje comenzaba a ser una transición hacia la Patagonia, con médanos de arena en la zona.
Cual no sería la sorpresa de Gustavo cuando llegamos a Hilario Ascasubi, que está cerca del Río Colorado (límite que marca la entrada en la Patagonia) cuando vió que esa es una de las principales zonas de producción de cebolla.
Luego en Pedro Luro cruzamos el Río Colorado. Seguimos hasta Carmen de Patagones y Viedma, la capital de la Provincia. Cruzamos por el puente viejo ante la magnífica vista del Río Negro.
De allí seguimos por un paisaje típicamente patagónico, de mesetas hasta San Antonio Oeste, con su puerto enorme, lo rodeamos y paramos en una estación donde compramos recuerdos y enfilamos hacia Las Grutas, para mí el mejor balneario del país.
Estacioné cerca de la bajada, bajamos a la playa, llena de potrillos y potrillitos locales y foráneos y nos mojamos los pies.
Era la primera vez que Gustavo llegaba al mar, y este lo recibía con toda la gala.
Me encantó poder brindar a mi amor esta oportunidad.
La vida no le dio a él mucho de chico, más bien le demandó.
Hoy nos toca disfrutar.
Ese es el Mar con mayúscula, mar azul turquesa, playo, cálido, para mí mejor aún que el de Brasil (lo cual es mucho decir) y sin dudas el mejor mar de la Argentina.
Salimos de allí, cruzamos Sierra Grande (donde se extrae el mineral de hierro) y con las caída de la noche bajamos por un camino que nos mostró en toda su magnificencia Puerto Madryn, el destino de nuestro viaje. Las luces de la ciudad junto al Golfo Nuevo nos alegraron en la llegada.

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